Hace ya unos meses un amigo mallorquín, nos comentaba que se iba una
temporada a buscarse la vida en Francia, y que ponía su casa en una web de alojamientos turísticos. Mi pareja y yo, que no sabemos parar quietos, y que no
llevaremos relojes mega caros pero nos gusta más viajar que a niño una
golosina, nos pusimos a organizarlo.
Yo había estado un montón de veces en Menorca, en Ibiza me pegué alguna que otra fiesta, pero en Mallorca no había estado, siempre pensaba que sería demasiado "guiri". Pero me apetecía ir y más en Noviembre.
Llegamos súper pronto el viernes por la mañana y fuimos directos a la casa en un pueblo de la Serra de Tramuntana. La casa, en lo más alto del pueblo (y por tanto súper tranquila), esta muy bien equipada.
Una vez instalados, empezó la aventura, primer descubrimiento el increíble horno de pan del pueblo: quiche, panades y por supuesto la ensaimada.
Yo había estado un montón de veces en Menorca, en Ibiza me pegué alguna que otra fiesta, pero en Mallorca no había estado, siempre pensaba que sería demasiado "guiri". Pero me apetecía ir y más en Noviembre.
Llegamos súper pronto el viernes por la mañana y fuimos directos a la casa en un pueblo de la Serra de Tramuntana. La casa, en lo más alto del pueblo (y por tanto súper tranquila), esta muy bien equipada.
Una vez instalados, empezó la aventura, primer descubrimiento el increíble horno de pan del pueblo: quiche, panades y por supuesto la ensaimada.
Ya con la tripa llena recorrimos la carretera con más curvas imposibles
por las que hemos conducido jamás, la carretera de Sa Calobra.
Diseñada por el ingeniero italiano Antonio Pavetti y construida en 1932
¡sin maquinaria pesada!, nos permite descubrir paisajes magníficos y
curiosidades como el "nus de corbata", una de las últimas curvas de más
de 300º de España.
Al final de la carretera, un corto paseo andando por
túneles excavados en la roca nos lleva a la desembocadura del famoso
torrent de Pareis. Valió tanto la pena... Que difícil escoger
sólo un par de fotos.
Tan encantados nos quedamos que tuvimos que poner la directa para llegar al faro de Formentor para presenciar una de las mejores puestas de sol de la Isla. Era otra recomendación que nos dieron y que corroboro.
Al día siguiente nos calzamos las botas de trekking y como las cabras al
monte que nos fuimos, una excursión bonita en la que nos perdimos por el bosque (literalmente), para
llegar a un sitio todavía más espectácular: s'Avenc de son Pou. Una
cueva digna de bandoleros, piratas y dragones.
Para acabar el día nos fuimos a dar una vuelta por Palma, capital bonita con muchas iglesias bonitas.
Para cenar fuimos a la Pizzería Sa Bodega en Esporles, allí nos pasaron
varias cosas raras: la pizzería se ha trasladado y en internet no figura
la dirección nueva y en el local antiguo unos listos han montado una
Cafetería llamada Sa Bodega... así qué sí te distraes te pierdes una
pizza buenísima hecha al horno de leña.
La mar de contentos después de cenar íbamos hacia el coche cuando de lejos vemos un animal... ¿Qué era? ¡¡¡Una oca!!! Se había escapado de su granja para ir a tomar el fresco. Qué mona ella.. Mona hasta que se asustó y salió volando. ¿Sabíais que las ocas volaban? Yo me quedé estupefacta.
El domingo decidimos tomarnos el día de tranquis, visitamos unos cuantos pueblos de costa, pasamos por la zona afectada por los incendios de este verano y llegamos a Sant Elm para comer una fantástica paella y disfrutar de una mejor sobremesa.
La mar de contentos después de cenar íbamos hacia el coche cuando de lejos vemos un animal... ¿Qué era? ¡¡¡Una oca!!! Se había escapado de su granja para ir a tomar el fresco. Qué mona ella.. Mona hasta que se asustó y salió volando. ¿Sabíais que las ocas volaban? Yo me quedé estupefacta.
El domingo decidimos tomarnos el día de tranquis, visitamos unos cuantos pueblos de costa, pasamos por la zona afectada por los incendios de este verano y llegamos a Sant Elm para comer una fantástica paella y disfrutar de una mejor sobremesa.
Petonets,
Lataat.
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